Levanta la mano si alguna vez dedicaste o te dedicaron algunos versos de un poema. No te precipites a pensar que es extraña la pregunta… Tengo un punto. Pocas veces nos ponemos en los zapatos de quien se inspiró para hacer una magistral construcción literaria. Hoy, quiero contarte qué es ser un poeta y por qué cuando invertimos nos convertimos, de alguna forma, en uno.
¿Qué es ser poeta y por qué se asemeja a invertir?
Un poeta es la persona que, por medio del lenguaje escrito, crea arte expresando emociones, sentimientos y construyendo paisajes y escenarios. Su origen viene de la palabra griega ‘poietes’ que significa «el que crea o hace algo».
Para entender cómo nos convertimos en poetas al invertir, miremos el párrafo anterior en sentido inverso —de atrás para adelante— y con un inversionista como personaje principal. Este también crea, pues construye patrimonio, y en su proceso al invertir deja más que experiencias, en el camino quedan emociones y sentimientos que forjan su carácter y desarrollen su perfil inversionista.
Al final del día, la diferencia entre el poeta y el inversionista es que uno crea versos y estrofas llenas de palabras que evocan cualquier tipo de sentimiento; y el inversionista, después de atravesar por muchos sentimientos, crea patrimonio. En ambos escenarios se requiere de un “arte” en específico: el de crear. Por eso, el inversionista y el poeta son artistas.
Y ahora, intentemos ver esta relación en un poema.
Invertir es como ser un poeta,
que busca en el mercado su inspiración,
leyendo la información y lo que sucede,
en busca de tomar la mejor decisión.
Ambos necesitan tener un ojo crítico,
y una capacidad aguda para analizar,
el porqué suceden las cosas,
y encontrar el camino para triunfar.
Mientras el poeta busca en las palabras,
un sentido profundo y una belleza sin par,
el inversionista busca en las acciones o en los bonos,
una forma de crecer y multiplicar.
La perseverancia la necesitan los dos,
además de una gran capacidad para soñar,
para no rendirse ante las adversidades,
y seguir adelante sin parar.
Tanto el poeta como el inversor son creadores,
de sueños y fortunas por igual,
con la esperanza de alcanzar las metas,
y dejar su huella en la historia mundial.
Así que, si quieres ser un gran inversor,
toma tus decisiones con sabiduría y pasión,
y si quieres ser un poeta en la vida,
escribe tus versos con amor y devoción.