Te contamos cómo dejar de tenerle miedo a tu presupuesto personal y hacer uno en 4 pasos de forma rápida y fácil.
Hacer un presupuesto es muy parecido a ir al dentista: no es divertido, pero por lo general es menos doloroso de lo que parece en tus pesadillas. Y cuanto más constante seas, menos probabilidades tendrás de tener problemas de salud (financieros) más adelante.
👉 Pero es normal que sea de esas cosas que uno empuje y empuje por días, semanas y hasta años para no tener que hacer (de nuevo como el dentista). Sin embargo te prometo que es de esas cosas que se pueden hacer de forma bastante fácil y muy rápida.
Como todo en la vida, no existe una solución única para todos. Los elementos básicos de tu estrategia presupuestaria dependerán de tus metas, personalidad y estilo de vida. Pero una cosa es importante: dejemos los miedos de lado y a hacer el presupuesto.
💼 Conoce cuánto ganas
El primer paso para crear un presupuesto es saber cuánto estás ganando, y debido a que la mayoría de sus gastos más grandes se pagan mensualmente, es común medir tus ingresos por mes.
👉 Esto es sencillo si eres un empleado que recibe un salario o si recibes ingresos de forma regular, solo tienes que anotar cuánto te depositan al mes y listo.
Si tus ingresos no son consistentes, un presupuesto semanal o quincenal podría tener más sentido. Esto se aplica a los dueños de negocios, freelancers, contratistas independientes y cualquier persona cuyo principal ingreso provenga de propinas o comisiones.
Si, por otro lado, tus ingresos varían mucho de mes a mes, que es algo que ocurre mucho si trabajas en algo relacionado a las temporadas, puedes hacer un presupuesto de ingresos anual y luego dividirlo entre los doce meses del año.
¿Listo? ¿Ya sabes cuánto dinero recibes todos los meses? Perfecto, hora de ir al siguiente punto.
💸 Registra tus gastos
Una vez que sepas cuánto ingresa, es hora de saber cuánto sale. Cuando comienzas lo mejor es revisar tus estados de cuenta del banco y la información de tu tarjeta de crédito de los últimos 6 meses.
Es una práctica muy reveladora porque a lo mejor te das cuenta que pensabas que gastas menos (o más) de lo que realmente gastas.
👉 Una buena manera de categorizar tus gastos es dividirlos en dos categorías: gastos fijos y variables. Los gastos fijos, como un seguro médico o el alquiler no cambian de un mes a otro.
También querrás incluir en esta lista los gastos irregulares fijos que no pagas cada mes. Impuestos, por ejemplo o algún otro tipo de gasto recurrente más no mensual. Puedes contabilizar estos gastos sumando todos los del año y diviéndolo entre los 12 meses del año.
Todo lo demás es un gasto variable, que incluye gasolina, comida, salir a comer y eventos especiales. Los gastos variables son más difíciles de presupuestar, pero mirar tus hábitos de gasto anteriores te dará una buena idea de qué presupuestar cada mes.
🤓 Ahora es el momento de la verdad: compara gastos e ingresos
Ahora que ya sabes cuánto ganas y cuánto gastas es momento de revisar ambos y compararlos uno con otro. Este puede ser el paso más aterrador, pero es el más importante.
Querrás terminar ganando más de lo que gastas, y saber dónde estás es el primer paso para llegar a donde quieres estar. Independientemente de dónde comiences, puedes hacer movimientos para encaminarte en la dirección correcta.
👉 Si tu relación entre ingresos y gastos no es la que quieres, la forma más rápida de cambiarla es disminuir tus gastos variables. Reducir los viajes o las compras puede aumentar rápidamente la flexibilidad de tu presupuesto, pero no es la solución más sostenible a largo plazo.
También querrás considerar formas de aumentar tus ingresos y disminuir tus gastos fijos.
Los cambios más importantes que realices tomarán más tiempo para ajustarse. Mudarte a una vivienda más barata puede ahorrarte mucho a lo largo de los años.
Y los ingresos que podrías ganar trabajando en un negocio adicional, consiguiendo un ascenso o cambiando de carrera hacen que decirle que no a tu café de todos los días parezca intrascendente en comparación. Pero ambos pueden tomar tiempo en llevarse a cabo, por lo que la paciencia es clave.
📊 Haz tus objetivos, revisa y refina
Los objetivos efectivos te dan una razón para gastar menos de lo que ganas y alinear tu dinero con tus valores.
Si no tienes un fondo de emergencia, o si tienes deudas con intereses altos, estos deben ocupar un lugar destacado en su lista. También debería tener un lugar importante el empezar a invertir para cumplir tus objetivos a futuro. Recuerda que invertir no tiene porque ser complejo, todo lo contrario.
Planea revisar regularmente tu presupuesto, especialmente cuando recién estás comenzando. Se flexible y haz ajustes a medida que cambien tus circunstancias. Y está bien no hacerlo al 100 % desde el principio, siempre y cuando vayas en la dirección correcta.
Al principio, revisar tu plan de presupuesto personal una vez por semana es una buena manera de mantenerte al día. Luego, una vez que hayas refinado tu sistema, los controles mensuales para ver cómo se reduce tu deuda y aumentan tus inversiones pueden ser una excelente manera de seguir tomando decisiones financieras saludables día a día.