Se acerca el fin de año y con ello viene una recapitulación de todo lo vivido y aprendido a lo largo del 2021 que se caracterizó por ser el segundo año de la pandemia del coronavirus, el año de la vacunación y la reapertura de muchas actividades que se habían “cancelado” desde el año pasado. Además, a nivel global, en la bolsa de valores, ha representado un proceso de recuperación económica generalizado, pero también ha sido un año marcado por las presiones inflacionarias y la expectativa de tasas de interés al alza (una realidad en varios países).
Hasta el momento de redacción de este artículo, en el que observamos con mucha cautela el surgimiento de la nueva variante ómicron y las medidas de contención que vienen tomando distintos gobiernos, el 2021 cierra como un año espectacular para la bolsa de valores: el índice S&P 500, el cual agrupa a las principales empresas de EE. UU., acumula ganancias por +22.33%, el índice Nasdaq (que agrupa las de tecnología) +22.00% y el Euro Stoxx 50 viene con un +14.73% (con una caída de -6.24% en la última semana).
Pero ojo… que estos números no nos confundan, puesto que, como en cualquier año, no todo ha sido color de rosa. Esto debido a que todo el mercado de renta fija (bonos) a nivel mundial termina un año plano o negativo, mientras que Asia termina muy por detrás de EE. UU.; y Europa y las bolsas latinoamericanas siguen condenadas a depender sobremanera de la incertidumbre política que les impide explotar todo su potencial.
Cuando comenzaba el año y veíamos los comentarios de algunos gestores internacionales de fondos y líderes del mercado financiero, la opinión generalizada sobre qué esperar de la bolsa de valores en el 2021 estaba marcada por la cautela y el cuidado. Más aún cuando el 2020, a pesar de los “horrores” vividos en materia sanitaria y económica que se tradujo en su momento en una caída de hasta 40% de la bolsa de valores, terminó con un rebote “en V” que dejó amplias ganancias a los inversionistas. Así las cosas, el 2021 rompió todas las expectativas y estimaciones económicas, y prolongó el rebote visto en el 2020.
En tyba nos gusta rescatar siempre que para invertir es vital mantener una mentalidad de largo plazo, y si repasamos la larga historia de la bolsa de valores, nos vamos a dar cuenta que, si bien cada año es distinto y los hechos que marcan el comportamiento del mercado son únicos, las lecciones que podemos sacar del 2021 no son más que el refuerzo de una serie de principios y buenas prácticas que hay que siempre hay que tener presente; y se mantendrán vigentes por mucho tiempo más. Así que, seas un principiante en el mundo de la bolsa o un inversionista experimentado, los principios del inversionista inteligente quedan reforzados luego de lo vivido este año que despedimos.
1. El autoconocimiento es el primer paso para invertir bien: identificar correctamente nuestro perfil de riesgo (tolerancia al riesgo) y objetivos financieros ha sido siempre clave y más aún en el 2021; los más conservadores se habrían cerrado a pensar sus portafolios solo en renta fija y liquidez, pero incluso para ellos fue clave considerar que en circunstancias de inflación y tasas al alza la renta variable es una mejor opción y debieron ser más flexibles con sus metas.
2. Invertir con disciplina y construir el portafolio poco a poco: cuando se invierte siempre la misma cantidad de dinero de forma periódica y constante se compra más cuando el mercado cae y menos cuando sube, es decir, más cuando está barato y menos cuando está caro, lo cual aumenta el potencial de tus rentabilidades. Tener la disciplina para invertir permitió a muchos en el 2021 ir recogiendo ganancias entre enero y agosto, y comprar más barato en octubre luego de la caída del mes de setiembre; sin muchas “jugadas” complejas.
3. Manejar nuestros portafolios con mentalidad de equipo: cuando comenzaba el año y veíamos los primeros indicadores de recuperación económica, la lectura que varios analistas de mercado hicieron fue que como consecuencia de la reapertura económica y de todo el dinero inyectado a la economía por los bancos centrales en 2020, el 2021 estaría marcado por la inflación y presiones al alza en las tasas de interés, lo que haría que la renta fija quedara rezagada frente a la renta variable. Quienes fueron conscientes de ello, aunque conservadores, vieron el valor de tener bonos de tasa flotante o tener un poco más de renta variable que lo que típicamente tendrían como una forma de cubrir la vulnerabilidad (potencial rezago) de su porción de renta fija. Ese “hedge” terminó siendo una buena decisión.
4. “No controlas el comportamiento del mercado, pero sí tu comportamiento”: setiembre fue el primer mes verdaderamente negativo para la bolsa de valores en el 2021, donde el S&P 500 cerraba con una caída de -2.7% que traía niveles de volatilidad que no se veían desde 2020, pero como la volatilidad es amiga de los pacientes y pesadilla de los nerviosos, aquellos que se apresuraron a retirar sus inversiones desperdiciaron una ¡oportunidad de oro! cuando el S&P pegó un rebote de +5.8% en octubre. No actuar por emoción ni desesperarse es clave para navegar estos mercados.
5. “Time IN the market beats TimINg the market”: cuando uno como inversionista es lo suficientemente humilde y acepta que no se tiene una bola de cristal para leer el futuro y saber cuándo es el momento “ideal” para invertir bajo ese concepto de ”vender en el máximo y comprar en el mínimo”, nos daremos cuenta que lo más valioso es mantenerse invertido y seguir nutriendo nuestro patrimonio constantemente. Por ejemplo, cuando comenzó el 2021, algunos pensaron en tomar ganancias y esperar la siguiente pandemia para volver a invertir… craso error, pues con excepción de enero y setiembre, el 2021 continuó al alza y premió a quienes reconocieron que el largo plazo sigue siendo la receta del éxito al momento de invertir.