Todos los grandes proyectos en la vida, como si se tratara de una maratón, tienen un punto de partida. Para estudiar en la universidad, primero se debe elegir una carrera; para independizarte tienes que buscar y comparar alternativas en tu ciudad (o incluso fuera); y así con otros varios ejemplos. La gestión del patrimonio y el manejo de nuestro ahorro se vuelven mucho más eficientes cuando reconocemos que estos también son procesos que tienen un punto de partida y una meta (punto de llegada), pero no siempre es fácil comenzar a ahorrar e invertir, y menos aún identificar las metas a las cuales queremos apuntar.
En este artículo te contaremos sobre estos primeros pasos que son vitales en nuestras finanzas personales, que se resumen en: trazarse objetivos de ahorro y planificar cómo alcanzarlos…una pista: ahorrar e invertir son hábitos claves.
Paso 1: ¿Cómo identificar una meta de ahorro?
En primer lugar, hay que dejar claro que “el que mucho abarca, poco aprieta”, es decir, ponerse muchas metas hará que al final pierdas el foco para cumplirlas y no puedas hacer realidad lo que te propones. Para evitar lo anterior es clave: ser humilde y aceptar que debemos saber priorizar, solo así podremos identificar realmente cuáles son las metas importantes y por lo tanto merecen una debida planificación. Además, la capacidad de ahorro tampoco es ilimitada, así que limita y prioriza bien tus metas.
Ahora bien, toda meta u objetivo financiero debe cumplir con 3 condiciones:
1. Tener un plazo determinado,
2. Un objetivo medible y…
3. Una consecuencia de bienestar para quien se la plantea.
Una vez que hayas identificado tus metas financieras debes priorizarlas según su importancia y analizar si algunas tienen una secuencialidad… Parece chino pero no lo es, en palabras sencillas es que un objetivo dependa de otro, que tengan un orden claramente marcado o si pueden “realizarse” en simultáneo. Esto te permitirá tener un abanico de posibilidades y un camino más limpio y definido.
Paso 2: Metas de corto, mediano y largo plazo
Una excelente manera de plantearse objetivos es pensar en distintos plazos, por ejemplo metas a 6 meses, 2 años y 5 años. Tener metas con diferentes plazos no sólo nos ayuda a tener un orden para ahorrar e invertir a lo largo del tiempo, sino que también resulta psicológicamente positivo pues irás cumpliendo metas poco a poco; la suma de pequeños y medianos éxitos refuerza tu motivación para las metas más ambiciosas.
Por ejemplo, una interesante de corto plazo puede ser amoblar una parte de la casa, una meta de mediano plazo sería la de tener la cuota inicial de un carro, mientras que un plan a largo plazo sería juntar el dinero para los estudios de un hijo o para un inmueble; un ahorro planificado mucho más elaborado y que requiere de más tiempo. Ir cumpliendo metas poco a poco hace que el camino hacia proyectos más grandes se vuelva más fluido, emocionante y estimulante.
También hace que tus inversiones estén mejor diversificadas puesto que para metas más cortas invertirás con cautela, mientras que para las más largas tendrás mayor tolerancia al riesgo; en general, tu portafolio guiado por metas de diferentes plazos será muy completo y eficiente.
Paso 3: El secreto está en la disciplina
Todos conocemos a un amigo soñador (o quizá eres tú) que siempre está haciendo planes para el futuro, se entusiasma, arma una hoja en excel para aterrizar las ideas y, al momento de ejecutar el plan y comenzarlo, no hace nada o se encamina en un nuevo proyecto que, probablemente, tampoco verá la luz. ¡Abre los ojos! La única manera de comenzar una maratón es, definitivamente, dando el primer paso y en el caso de las metas financieras, ese primer paso significa hacer nuestra primera inversión.
Pero al igual que en la maratón, solo se puede llegar a la meta con constancia, esto es, invirtiendo de forma periódica y con disciplina. Puede que el camino en el mercado de valores se ponga algo complicado en ciertos tramos (lo que se llama “volatilidad”), pero la meta final no se debe perder de vista y no hay por qué desanimarse. Una mentalidad fuerte y disciplinada para el ahorro, sumada a la humildad de aceptar que no podemos controlar el mercado, nos hará inversionistas más eficientes y nos acercará a las metas.
La experiencia de invertir para alcanzar nuestros objetivos financieros es muy valiosa porque el camino es tan importante como la meta. Lo ideal es que se vuelva una costumbre tener una actitud deportiva y optimista para trazarnos objetivos. ¡En sus marcas, listos…fuera!