Seguimos explorando las finanzas a través del arte. En esta ocasión, profundizaremos en un tema que está extremadamente ligado al momento de invertir: el riesgo. Este concepto hace referencia a la posibilidad de obtener un resultado diferente a la ganancia esperada, lo que incluye, incluso, la probabilidad de tener desvalorización de una parte de la inversión o de toda. Pero ¡Que no cunda el pánico! En general, existen formas de gestionar y mitigar el riesgo de las inversiones mediante el entendimiento de las características básicas de este.
Si nos vamos por un momento al mundo del arte, imagínate una escultura; esta obra puede estar hecha de diferentes materiales: arcilla, madera, yeso, cera, mármol, etc. Al detallar la composición de las piezas que conforman la escultura puedes ser más consciente de la fragilidad de cada una. Si lo extrapolamos a las inversiones, cada compañía o activo financiero también cuenta con esta “fragilidad”, que en este artículo llamaremos: riesgo. Este se da dependiendo de las características propias de la empresa o el activo, es decir, los fundamentos de la empresa, la exposición por país y sector, la calidad crediticia, entre otros aspectos. Así como existen esculturas menos frágiles, también hay compañías que pueden ser “menos riesgosas”, en otras palabras, cuentan con mayor solidez, lo que comúnmente se conocería como mayor calidad de la empresa.
Una forma de medir el riesgo es a través de la volatilidad de las inversiones. La volatilidad es un indicador que te muestra qué tan rápido y con cuánta intensidad cambian los precios de los activos en un periodo determinado. Mientras el activo financiero tenga mayor volatilidad, dicho activo será más “riesgoso”.
Tipos de riesgo
Ahora bien, hay ciertos escenarios que ponen en riesgo la integridad de las esculturas, por ejemplo, ¿ qué pasaría si el museo donde se encuentran las obras se incendia? (Esto es solo un escenario hipotético, usado únicamente para efectos de la explicación) En ese caso, independientemente del material de las piezas, todas se verían afectadas. Si volvemos al mundo de las inversiones, este riesgo es conocido como riesgo de mercado, en donde todo tipo de activo financiero se ve afectado. Este riesgo se materializa cuando el valor de un activo disminuye a raíz de los cambios inesperados dadas las condiciones del mercado.
Otro tipo de riesgo de las inversiones que podemos comprender a través del arte es el riesgo de liquidez. Te explicamos. Como bien debes saber, gracias a películas como La Mejor Oferta, el arte, usualmente, se puede vender y comprar por medio de subastas. En las inversiones también hay compra y venta de activos financieros, y según la Ley de oferta y demanda, el valor de los activos se mueve. Ahora bien, qué pasaría si en una subasta de esculturas nadie asiste, la oferta y la demanda no están equilibradas. Cuando dicho desequilibrio sucede en los activos financieros ocurre el riesgo de liquidez.
Por otro lado, así como en el arte la obra es más valiosa según su complejidad artística, en las finanzas, los activos que se exponen a más riesgo cuentan con un mayor potencial de ganancia. Esto funciona como si la inversión te compensara; si estás dispuesto a asumir un riesgo adicional, debes verte compensado en términos de retornos por ese “esfuerzo extra” que estás teniendo.
Entonces… La gran pregunta sería: ¿Cómo se puede aprovechar la opción de invertir en activos con mayor potencial de ganancia, pero que a la vez son más riesgosos, considerando que pueden tener una posibilidad de pérdida? Sencillito, a través de la gestión del riesgo. ¿Cómo? Si una persona aplica estrategias de diversificación por producto financiero, sector, país, región, e incluso, hasta nivel de riesgo, y de inversión a largo plazo (horizonte de tiempo), pueden reducir el riesgo inherente de las inversiones. Ojo, no es que esto elimine el riesgo, sino que lo gestiona y distribuye de una manera más adecuada.
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