Los activos subyacentes son aquellos que sirven como base para un instrumento financiero, como un derivado. Este activo determina el valor y el rendimiento de la inversión.
Por ejemplo, si se posee una opción sobre una acción específica para comprarla o venderla a un precio predeterminado hasta una fecha límite, entonces la acción es el activo subyacente en este caso. Las decisiones de inversión dependerán del comportamiento esperado del precio de dicho activo.
Además de adquirir el activo subyacente directamente, como comprar acciones de una empresa específica, también es posible utilizar instrumentos que agrupen varios activos.
Esta estrategia puede mejorar la diversificación de la cartera y permitir el uso de tácticas comerciales como la cobertura. Al hacerlo, se obtiene una exposición más amplia al mercado y se pueden mitigar ciertos riesgos.
Pero ¿qué es un activo subyacente?
El término “activo subyacente” en el ámbito de la inversión hace referencia al activo real o valor financiero en el cual se basa un derivado financiero.
En otras palabras, el valor del derivado financiero o del fondo, está determinado por el valor del activo subyacente. (Un derivado es simplemente un instrumento financiero cuyo valor deriva de otro activo o valor financiero).
Una diferencia notable entre los activos financieros subyacentes y los derivados radica en dónde se negocian.
Los activos subyacentes suelen estar disponibles para negociación en mercados al contado o “spot”, mientras que los derivados financieros generalmente se negocian exclusivamente en bolsas especializadas, como las bolsas de futuros, o en mercados extrabursátiles de forma privada.
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Tipos de activos subyacentes
Existen varios tipos o categorías de activos subyacentes, cada uno con características únicas que influyen en la naturaleza y estructura de los derivados asociados a ellos.
Por ejemplo, distintas clases de activos subyacentes están expuestas a diversos tipos de riesgos financieros.
Las acciones y las materias primas enfrentan riesgos de mercado y riesgos económicos generales.
Los bonos y otros instrumentos de deuda están sujetos a riesgos de incumplimiento, riesgo de tasa de interés y riesgo de contraparte.
Por su parte, las divisas están expuestas a riesgos de tipo de interés y riesgos políticos.
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Ejemplos de activos subyacentes
Uno de los derivados financieros más conocidos y negociados son las opciones sobre acciones. Estas opciones tienen como activo subyacente las acciones reales de una empresa.
Por ejemplo, una opción de compra sobre una acción otorga al comprador el derecho de adquirir la acción a un precio específico (conocido como “precio de ejercicio”) hasta la fecha de vencimiento de la opción.
El valor y precio de una opción dependen directamente del precio de las acciones reales. Si las acciones cotizan a $60 por acción, una opción de compra con un precio de ejercicio de $50 tendría un valor mínimo de $10 por acción, ya que la opción le permite al titular comprar una acción de $60 por solo $50.
Además de las opciones sobre acciones, hay otros activos subyacentes que influyen en la creación de diferentes derivados financieros.
Algunos ejemplos incluyen bonos, materias primas (como oro, petróleo o algodón), tasas de interés, índices de mercado y divisas.
Estos activos han sido la base para la creación de diversos derivados financieros populares, como contratos a plazo, swaps de incumplimiento crediticio (CDS) y obligaciones de deuda garantizada (CDO).
En el ámbito de la inversión, los derivados financieros son comúnmente utilizados como herramientas para la gestión de riesgos.
Por ejemplo, un inversor que posee acciones de una empresa específica puede optar por proteger su inversión en el activo subyacente (las acciones) mediante el uso de opciones u otros derivados sobre esas acciones.
Además, el concepto de activos subyacentes es fundamental para los especuladores e inversores que buscan obtener ganancias mediante el comercio de arbitraje entre activos subyacentes y sus derivados.
Estas transacciones están diseñadas para generar ganancias a partir de las discrepancias temporales del mercado entre el precio de un activo subyacente y el precio de un derivado basado en ese activo.
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¿Y qué tienen que ver los activos subyacentes con los fondos estructurados?
Los activos subyacentes son fundamentales en la creación y funcionamiento de los fondos estructurados. Los fondos estructurados se componen de diferentes activos financieros, y estos activos son los que se consideran como “subyacentes” en la estructura del fondo.
En un fondo estructurado, los activos subyacentes pueden incluir una variedad de componentes, como acciones, bonos, divisas, materias primas, índices de mercado u otros derivados financieros.
Estos activos subyacentes forman la base sobre la cual se construye la cartera del fondo y en función de ellos se diseñan las estrategias de inversión.
El objetivo principal de utilizar activos subyacentes en los fondos estructurados es diversificar la cartera del fondo y ofrecer a los inversores oportunidades de inversión más amplias y variadas.
Al combinar diferentes activos subyacentes en una estructura bien pensada, los fondos estructurados pueden ofrecer diferentes niveles de riesgo y retorno, adaptándose a las preferencias y objetivos de los inversores.
Es importante destacar que los fondos estructurados pueden utilizar derivados financieros basados en activos subyacentes para proteger la cartera contra ciertos riesgos, obtener exposición a determinados mercados o estrategias de inversión, o mejorar el rendimiento general del fondo.
Los derivados permiten a los gestores del fondo obtener resultados específicos al utilizarlos en combinación con los activos subyacentes dentro de la estructura del fondo.